Estaba empezando a sentirme avergonzado de no haber leído a Daniel Kanheman. Cada vez que iba a un congreso de Market Research, el ponente de turno inevitablemente empezaba su charla con un “tal y como afirma Kahneman…”. O cuando alguien me recomendaba la lectura de un interesante post, raro era que no apareciese un “de acuerdo al modelo de decisión de Kahneman…”.
Así que decidí que ya estaba bien. Aunque estaba empezando a coger un poco de manía al tal Kahneman, pensé que tantos ponentes y blogueros tendrían algo de razón (ya saben, millones y millones de fumadores no pueden estar equivocados… ¿o sí?).
Admitiendo que el principal fin de la lectura iba a ser acabar con un complejo, la mejor opción era leer el libro más referenciado de Kahneman: “Thinking, Fast and Slow”. Nadie más me iba a pillar en renuncio al referirse a esta célebre obra del no menos célebre premio Nobel de Economía.
Sobre el autor
Israelí nacido en 1934, Kahneman goza de un currículum extraordinario, superado tan sólo por su prestigio e influencia. Colaborador de Universidades como Princeton, la Columbia Británica, Berkeley o Michigan, recibió el Premio Nobel de Economía en 2002 junto a Vernon Smith por su aportación en la integración de la psicología en el ámbito de la ciencia económica, el juicio humano y la toma de decisiones bajo incertidumbre.
Su teoría más célebre, la teoría de las perspectivas (Prospect Theory), muestra cómo las personas toman decisiones en situaciones de incertidumbre que se alejan de los principios de probabilidad más básicos: son los conocidos como atajos heurísticos.
Sobre la obra
En esta obra, Kahneman pretende ofrecer una panorámica del trabajo de toda una vida, principalmente junto a su gran amigo Amos Tversky.
Había sido advertido por algunos colegas en Netquest de que no era la lectura más amena posible (Enric) y de que había obras mejores para introducirse en el ámbito de lo que se denomina como "Behavioral Economics" (Germán). Sin embargo, admitiendo que no es el típico libro repleto de anécdotas y ocurrencias, creo que la lectura es clara, la exposición de los temas ordenada y precisa, y los ejemplos están perfectamente orientados a encontrar una utilidad práctica.
Pero, ¿cuál es el objetivo del libro? ¿Qué puedes encontrar en él?
Según el propio autor, esta obra pretende enriquecer el vocabulario que la gente emplea cuando comparte opiniones y cotilleos en la máquina del agua (watercooler) de la oficina. En concreto, el vocabulario que usamos para hablar, por ejemplo, de juicios y elecciones que toman otras personas, sobre las normas de la empresa o sobre lo acertado (o no) de una decisión de inversión tomada por un colega.
Es interesante el matiz que Kahneman hace cuando se refiere a “hablar de la decisiones de otras personas” en lugar de las nuestras propias. No es un desliz: según Kahneman es mucho más fácil percatarse de los errores de juicio y de las malas decisiones de otros que de los propios, por lo que es más fácil empezar juzgando a los demás para perfeccionar la forma en que decidimos. De hecho, como una regla simple para mejorar nuestras decisiones, el autor recomienda pensar qué pensarían amigos concretos sobre nuestras decisiones antes de tomarlas.
El contenido
La obra orbita sobre un argumento principal: el hombre tiene muchas virtudes y capacidades innatas. Gozamos de unas habilidades increíbles para tomar decisiones casi instantáneas que, en la mayoría de los casos, son correctas. Esta habilidad forma parte de nuestro éxito evolutivo como especie. Sin embargo, somos francamente malos tomando cierto tipo de decisiones. Kahneman ha identificado cuáles: son las decisiones que requieren una intuición estadística, intuición de la que carecemos.
Para desarrollar su pensamiento el autor divide la obra en 5 partes:
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Parte 1: Kahneman expone su modelo de decisión humana, basado en dos sistemas que conviven en nosotros: el Sistema 1, responsable de las decisiones automáticas e intuitivas, y el Sistema 2, responsable de los razonamientos elaborados y controlados. El Sistema 1 funciona a partir de la memoria asociativa, construyendo permanentemente explicaciones de todo lo que acontece a nuestro alrededor; la mayor parte de veces con éxito, pero en otras cometiendo errores de bulto.
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Parte 2: En esta parte se desarrolla el mecanismo que emplea el Sistema 1 para decidir de forma ágil (los heurísticos de decisión) y se explica por qué tenemos una intuición estadística tan deficiente. Curiosamente, el ser humano es capaz de pensar de forma asociativa, metafórica y causal, pero no de forma estadística. La razón: el pensamiento estadístico requiere muchas operaciones simultáneas, algo para lo que no está preparado el Sistema 1. Es por ello que, ante decisiones que requieren un pensamiento estadístico, deberíamos emplear el Sistema 2. Sin embargo, el Sistema 2 es perezoso, le cuesta entrar en funcionamiento, dejando más veces de las que sería deseable el trabajo al Sistema 1.
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Parte 3: Kahneman nos habla aquí de nuestro exceso de confianza en lo que creemos saber y nuestra incapacidad de reconocer lo que ignoramos. Pensamos que entendemos el funcionamiento del mundo que nos rodea y que podemos encontrar explicaciones a los sucesos que presenciamos. Somos incapaces de aceptar el peso que la casualidad tiene en nuestras vidas (y en la historia de la humanidad en general).
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Parte 4: En esta parte el autor expone la teoría que le valió un premio Nobel, la teoría de las perspectivas (Prospect Theory). Esta teoría relaciona su modelo de decisión con las decisiones económicas, cuestionando el modelo de agentes perfectamente racionales que había imperado hasta la fecha. En esta sección se expone un compendio de curiosos errores de la racionalidad humana.
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Parte 5: Personalmente, una de las partes del libro que más me interesó. En ella se habla de la convivencia de dos “yos” diferente en nosotros: el yo que experimenta las cosas (experiencing self) y el que las recuerda (remembering self). ¿Cuántas veces hemos pasado una mala experiencia y con el paso del tiempo la recordamos de forma menos dramática? Kahneman expone las interesantes consecuencias de este fenómeno. El “remembering self” es el que manda, el responsable de tomar decisiones, decisiones que luego sufrirá el “experiencing self”. Esta disonancia puede ser fundamental en la felicidad (o infelicidad) humana. Y plantea interesantes debates.
En próximos posts desarrollaremos cada una de las partes de “Thinking, Fast and Slow”. Esperamos que os sea de utilidad y que os ayude a no poner cara de póquer cada vez que alguien trate de abrumaros con un “según dice Kahneman…”.